Navidad en San Antonio de Benagéber

¿Sabes que tienen en común Reyes Magos y las pirámides?

 

Son muchas las religiones antiguas que vinculan el nacimiento de sus dioses a las estrellas. Los egipcios, por ejemplo, también tenían una “Santísima Trinidad”: Horus, Osiris e Isis (el hijo, el padre y en este caso, la madre) que en realidad eran cuerpos celestes observables desde la Tierra: El Sol, la estrella Sirio y la constelación de Orión, respectivamente.

 

Los pueblos que estudiaban el firmamento concebían el solsticio de invierno (que en nuestro calendario coincide con finales del mes de diciembre), como el inicio de una época de júbilo: el Sol, astro que da vida con su luz y calor, se mantenía por más horas en el cielo, y los días duraban más.

 

Durante este periodo de tiempo, el alba es anunciada por 4 estrellas, que apuntan directamente a la salida del Sol: Sirio, la más brillante del firmamento, y las tres estrellas principales del Cinturón de Orión (Mintaka, Alnilam y Alnitak), también conocidas como los Reyes Magos. En otras palabras: alrededor del día 25 de diciembre, Sirio guía a los “Tres Reyes Magos” hacia el nacimiento de dios Sol.

 

¿Y que tiene que ver esto con las pirámides? Bueno, pues las pirámides no fueron construidas al azar; están perfectamente alineadas con el Cinturón de Orión, uniendo así sus dioses divinos con sus dioses terrestres, los faraones, que están enterrados en las majestuosas pirámides de Keops, Kefren y Mikerinos.